Invéntate un pasado para ti: ¿dónde creciste? ¿a qué te dedicas? Haz que sea lo más diferente posible al real.
Casi no noto el suelo bajo los pies mientas voy esquivando coche tras otro intentado llegar al mío. Creo que no había corrido tanto en mi vida, y eso que solo quiero gastar una broma. Porque llegaré el primero y cerraré la puerta de mi padre en sus narices, ya verás qué risa. Ya lo veo, al lado de un Ford blanco, cuando oigo un sonido de frenos y mi cuerpo rebota contra el suelo.
El frío del suelo hace que me despierte de golpe, y mis padres ya están aquí para socorrerme. Pero hay algo que no encaja. Sus caras tienen arrugas que antes no tenían, el pelo de mi padre es completamente blanco, y el de mi madre ahora tiene otro color.
-¿Estás bien, Guille?
-Qué viejos estáis, ¿no?
Intento contener la risa, pero todo parece una broma. Me preguntó si habrá una cámara oculta en algún lado. Mis padres se miran y vuelven a sus cosas, viendo que no me ha pasado nada grave.
Entonces me doy cuenta de algo que no había captado antes. No estoy en el parking de un centro comercial. Estoy en mi casa y, como mis padres, ha cambiado. Las cortinas no son iguales. El cuadro encima de la mesa del comedor ahora son tres más pequeños, llenos de figuras geométricas. Sigo andando por la casa (aunque me duele la cadera, y eso que me he dado un golpe en la cabeza), mirando todos estos cambios, cuando mis padres se dan cuenta de lo que estoy haciendo.
-Tranquilo, dentro de un momento pasará. Ahora ven a comer.
Me siento en la mesa de la cocina (que ahora es de cristal, incluso las sillas son diferentes) y espero a que se sienten todos. Intento actuar con normalidad. Si ellos lo ven como algo normal quizá está todo en mi mente. Y si no dejo que las alucinaciones me controlen, quizá desaparezcan. Al mencionar las cosas es cuando las haces reales.
Mis padres empiezan a comer, así que dudo que mi hermano esté en casa. Intento coger el tenedor pero este se me cae todo el rato. Es como si mi cuerpo no fuera el mismo. Me miro las manos y éstas se van más grandes y con llagas.
-Guille, sabemos que todo esto es muy difícil para ti. Pero sabemos que eres fuerte, nos lo has demostrado todos estos años. Coge el tenedor con fuerza y no lo sueltes.
Lo hago como me dicen, y enseguida se me queda la mano blanca de la fuerza que hago. Acabo enseguida y me voy a echar la siesta (cosa que nunca hago), diciendo que me encuentro mal. Me meto en la cama y me sorprende darme cuenta de que llego casi al final de la cama. Encojo las piernas y me tapo con la sabana hasta la cabeza, deseando que todo sea una pesadilla.
No me había parado a pensar nada de esto hasta ahora. No le encuentro significado a lo que me ocurre. Debe ser un juego, seguro que es eso. Mis padres parecían saber perfectamente lo que decir en todo momento, como si hubieran estado ensayando. Pero de vez en cuando se echaban miradas raras, como si en el fondo ellos también supieran que algo no iba bien... y lo hubieran sabido desde hace mucho tiempo.
O puede que solo sea un castigo por hacer siempre lo mismo y salir corriendo. ¿No es suficiente con el dolor de cabeza? No, no creo que sea un castigo, saben que quitándome la play ya es suficiente para que me porte bien y les haga caso.
La aspiradora de la vecina me despierta de golpe. Me cuesta levantarme, porque aún me duele la cadera, aunque el dolor de cabeza parece que ha parado un poco. Doy una vuelta por la habitación y me encuentro con un pequeño cuaderno, que no me suena que estuviera antes. Empiezo a hojearlo y veo que es mi diario, y ahora sí que estoy seguro de que nunca he tenido uno. Bueno tuve el de Harry Potter, pero solo escribí una página y no era sobre mi vida.
Las fechas saltan mucho, no lo he escrito de manera regular (y sé que he sido yo porque tiene mi letra). Lo que le extraña es que haya tantas entradas. Si siguiera siendo un juego no habrían estado tanto tiempo falsificando mi letra y creando historias que no han ocurrido. Porque yo nunca he trabajado de mecanógrafo, sea lo que sea esto. Y mi hermano no tiene 12 años, sino 3. También hay cosas que se repiten, como que siempre veo más viejos a mis padres, y que Álex parece que ha dado el estirón. ¡Pero si es un enano!
¡Ya está, ahora lo entiendo! Todo esto es una gimcana, seguro que me están probando a ver cuánto tiempo en descubrir el misterio.
Así que salgo de mi habitación y me los encuentro a los tres desayunando. Y puedo ver que es verdad que mi hermano ha crecido. Y lo que hasta ahora me parecía una broma de mal gusto ahora me da miedo. No es posible que haya ocurrido todo esto en un día. Ellos me miran con naturalidad, como si esta pasará cada día.
-Ayer me dijisteis que todo pasaría. ¿Por qué sigue todo mal?
-¿Ayer? - se vuelven a echar otra de esas miradas que no consigo identificar-. ¿De qué estas hablando?
-Cuando me desperté del suelo, después de darme el golpe en la cabeza. Vosotros sabéis lo que pasa. ¡Decídmelo!
Pero en vez de decirme nada se levantan corriendo y me abrazan. No dejan de llorar y soltar que por fin estoy curado.
Estos padres siempre con sus bromas.
Ese accidente del que hablo al principio ocurrió de verdad, pero en vez de ser atropellado, digamos que atropellé yo al coche. No fui tan rápido y choqué con el lateral, cayendo al suelo y rompiéndome las gafas por el camino. Por suerte solo fue un susto.
En vez de cambiar mi vida al completo me ha parecido mucho más interesante cambiar un solo detalle de ella, y ver cómo se hubiera desarrollado desde ese punto. Ahora me doy cuenta de lo afortunado que soy por no correr tanto, porque aunque no hubiera cambiado hasta el punto que he imaginado (igual no hubiera llegado a tener amnesia, por ejemplo, pero bien podría haber sufrido algún otro problema cerebral), mi vida sería diferente.
Es interesante ver los pequeños puntos que marcan tu vida y que solo te das cuenta de su importancia cuando lo miras en perspectiva.
También tengo que reconocer que lo relacionado con la amnesia es bastante ficticio. Normalmente la amnesia post traumática no dura años, y eso del segundo golpe también es falso (esto suele empeorar las cosas, la verdad).
Guillermo Domínguez
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