El pasado 13 de septiembre se cumplía el centenario de Roald Dahl, autor de libros maravillosos de nuestra infancia como Matilda o Charlie y la fábrica de chocolate, por citar algunos de los más famosos. Pero, Resistencia Lectora, ¿por qué hacéis este post ahora? No solo fue importante ese día, sino que todo septiembre se ha considerado el mes de Roald Dahl y queríamos esperar a terminarlo, sobretodo por algo muy especial que pasó el día 29.
Pero antes de contaros cómo homenajeamos a Dahl ese día, dejadme que os cuente algo sobre el escritor por si no lo conocíais.
Roald Dahl nació en Llandaff (Inglaterra) en 1916 y la estricta educación británica, que incluía fuertes castigos, fue fuente de inspiración para algunos de sus libros (¿os suena?). No fue un gran estudiante y su momento favorito del año era el verano (¿y el de quién no?). Más interesado por la acción y la aventura que por el esfuerzo intelectual, al cumplir 18 años se hizo explorador, trabajó de vendedor y a los 23 se alistó como aviador para luchar en la Segunda Guerra Mundial. En una ocasión llegó a ser derribado y, aunque sobrevivió, fue enviado a casa a causa de sus heridas. Su primera recopilación de relatos, Over to You: 10 stories of Flyers and Flying (1946), evocaría los horrores vividos en la guerra. En 1942 fue destinado a Washington como experto en aviación de guerra y hasta el 45 trabajó para la Seguridad Británica en EEUU. Allí empezó a hacerse famoso como escritor a partir de sus escritos sobre la guerra.
Dahl alternó estas ocupaciones con su dedicación a la literatura infantil y juvenil, que a partir de los sesenta sería más prolifera. Fue padre de cuatro hijos a los que contaba cuentos que a menudo se convertían en novelas. Su primer libro para niños fue Los gremmlins (1943) y pronto obtuvo grandes éxitos con títulos como James y el melocotón gigante (1961) y Charlie y la fábrica de chocolate (1964).
Una pequeña curiosidad sobre mi experiencia con Dahl: descubrí el autor a los 11 años con El niño (lo sé, nadie lo conoce) porque me lo hicieron leer en la escuela. Se trata de una historia que mezcla recuerdos de su infancia con ficción y me gustó tanto que quise leer algo del autor. ¿Creéis que leí alguno de los libros mencionados anteriormente? No. No me enteré que era el autor de esas historias hasta hace un par de años. ¡Es de locos!
Ahora una curiosidad que quizá pocos conoceréis. Probablemente, visteis el doodle que hizo Google por el 37º aniversario de La historia interminable de Michael Ende. Antes de escribir este post me pregunté cómo sería el del aniversario de Roald Dahl, teniendo en cuenta la repercusión de sus obras y de las películas que se hicieron a partir de ellas y que era el centenario, debía ser un doodle espectacular. Pues por más que busqué no pude encontrarlo. ¿Cómo puede Google olvidar una fecha así? No lo olvidó. Por lo visto, Dahl era abiertamente anti-Israel por el conflicto que tenía el país con Palestina. Eso no es tan raro pero se dice que sus comentarios escapaban de la política i se intuían antisemitas. Eso, sumado a que su aniversario coincide con el primer día de una fiesta judía, podéis imaginar el revuelo que causó cuando en 2007 Google intentó hacer el doodle. Las protestas fueron tan duras que no queda rastro de ese doodle. Esto da para debate: ¿creéis que un autor debe pasar al olvido o el rechazo por sus ideas políticas?
Doodle de La historia interminable |
Los siete consejos de Dahl
El autor escribió un relato de corte autobiográfico llamado Lucky Break (Racha de suerte) en el que detalla cómo se convirtió en escritor. Estos son sus consejos a quien quiera dedicarse a la ficción:
- Tienes que tener una gran imaginación.
- Debes ser capaz de escribir bien. Para ello tienes que hacer posible que una escena se convierta en real en la mente del lector. No todo el mundo tiene esta habilidad. Es un regalo y lo tienes o no.
- Tienes que tener aguante. En otras palabras, tienes que ser capaz de apegarte y nunca dejarlo, hora tras hora, día tras día, semana tras semana y mes tras mes.
- Debes ser perfeccionista. Lo que significa que nunca estarás satisfecho con lo que escribes hasta que no lo hayas reescrito una vez tras otra, haciéndolo tan bueno como seas capaz.
- Tienes que tener una férrea autodisciplina. Estás trabajando solo. No eres empleado de nadie ni nadie te va a despedir si no apareces en el trabajo o va a marcar la casilla correspondiente si empiezas con pocas ganas.
- Ayuda mucho tener sentido del humor. No es vital cuando se escribe para adultos, pero para los niños, es vital.
- Debes tener un grado de humildad. El escritor que cree que su trabajo es maravilloso tendrá problemas.
¿Qué os parecen los consejos?
Ahora que ya sabéis un poco más sobre Roald Dahl, aquí está el homenaje que le hicimos:
La biblioteca de nuestro pueblo dedicó todo el mes al autor y, en especial, a leer sus obras entre los niños. La idea era leer cuatro de sus libros más emblemáticos:
El dedo mágico
Matilda
¡Los libros son los que lee en la historia! |
Charlie y la fábrica de chocolate
Las brujas
Las lecturas duraron dos semanas. Media hora de cada lectura cada día. Al principio querían leer el libro entero y que la siguiente persona retomara el libro por donde se había dejado, pero al final resultó más interesante leer solo los fragmentos más entretenidos. Nos apuntamos enseguida, por supuesto :) Leer para los niños de la biblioteca es algo maravilloso. Nosotros leímos el último día, Guille leyó Charlie y la fábrica de chocolate y yo, Las brujas. ¡Hablar como lo hace la reina de las brujas es más difícil de lo que parece! Creo que había alrededor de 6 niñ@s, aunque parecen muy pocos, nos hizo mucha ilusión ver que esos peques se interesaban por la lectura.
Como era el último día, hubo sorpresas. Después de El dedo mágico, los niños hicieron un encantamiento para conseguir poderes buenos con sus dedos. Y después de Matilda... ¡Se regalaron libros! Algo muy adecuado. Yo me llevé Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar (la historia detrás de mi interés es que ese mismo día lo leía por encima del hombro de un chico en el tren, así que fue una alegría verlo allí).
La maleta de Matilda |
Después, Guille leyó su fragmento. Un capítulo del libro que después se convertiría en una película emblemática para nuestra generación, así que disfruté mucho escuchándolo (aunque debo admitir que iba un pelín rápido). Leyó la parte en que Willy Wonka les enseña un invento que es parecido a un televisor pero permite teletransportar chocolate. Lo que dice el loco chocolatero sobre los niños y la televisión me pareció muy acertado, y eso que el libro es de los sesenta y el mundo aún no estaba ni la mitad de digitalizado.
Guille concentrado en leer a la velocidad de la luz |
Chocolate receta de Willy Wonka |
Sí, yo también leí. El fragmento en el que el protagonista ve la reunión de las brujas de Inglaterra y aparece la reina, que es repugnante y cecea. Me divertí mucho, no había leído el libro y ahora lo tengo más que pendiente. Si no lo habéis leído, no podéis ni imaginar lo malas que son las brujas. Especialmente, su reina.
Marina demostrando que ella también puede ser una bruja (pero de las buenas. O no) |
En definitiva fue una experiencia enriquecedora y muy acertada para la misión de este blog. Ver a esos niños interesados en la lectura fue esperanzador, cuanto menos.
Os dejo con una cita que resume por qué son tan importante este tipo de iniciativas y con algunas imágenes más:
Los niños que leen, serán adultos que piensen.
Guille disfrutando de un libro de puzzles de Harry Potter |
¡Qué entrada más interesante! Un buen homenaje al autor, tanto a nivel blog como en la biblioteca, una iniciativa genial! Además la mayoría de los datos no los conocía... ¡Me encanta leer entradas así!
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Nos alegramos de haber podido hacer algo diferente :) La verdad es que me quedé muy sorprendida con lo del doodle de Google ._. Algún día a lo mejor hago una entrada solo sobre eso jaja
EliminarGracias por pasarte!
Nos leemos :)