FICHA TÉCNICA
Autor: Mercè Rodoreda
Año de publicación: 1936
Páginas: 170
ISBN: 9788499308586
Saga: No
SINOPSIS
"¡El amor me da asco!". Esto es lo primero que dice Aloma, que con dieciocho años ya ha perdido un hermano y vive en la torre familiar de Sant Gervasi con el otro hermano y la cuñada y el hijo pequeño que tienen. En el transcurso de un año, en la Barcelona de 1934, una serie de experiencias (sobretodo con Robert, un pariente que llega de América) harán que esa adolescente aprenda a plantar cara a la vida, aunque sea sin sueños.
OPINIÓN PERSONAL
Mercè Rodoreda es una de las grandes escritoras de la literatura catalana y a mí personalmente me encanta todo lo que escribió, incluso hice una entrada sobre su narrativa. Antes de hablar de esta novela en particular, me gustaría daros algunos datos de la autora que ilustran su estilo y temática y que creo que cualquier lector que se adentre por primera vez en sus libros debe conocer para comprender algunos hechos que se repiten en sus relatos.
Mercè Rodoreda nació en Barcelona (en Sant Gervasi) el 10 de octubre de 1908. Solo pudo ir a la escuela dos años y fue su abuelo materno quien quedó a cargo de su educación: le inculcó un profundo sentimiento catalanista y un amor a la lengua catalana y a las flores que quedan bien reflejados a lo largo de toda la obra de la autora. Después de la muerte del abuelo (que marcó mucho a Rodoreda), su tío Joan volvió enriquecido de América, se instaló en la casa y cambió el estilo de vida de la familia imponiendo austeridad y orden convencional. Rodoreda tuvo que casarse con él cuando solo tenía 20 años. Este matrimonio, nunca aceptado por ella, y el nacimiento de su único hijo, Jordi Gurguí (1929), se convierten para la autora en una experiencia traumática. Es a partir de estos hechos que Mercè Rodoreda escoge la literatura como una alternativa de evasión de ese entorno cerrado y decepcionante que sufrió. Por culpa de la guerra civil se exilia, dejando a su hijo con sus padres y se instala con otros escritores catalanes.
Bien, si ahora releéis la sinopsis de Aloma seguro que encontraréis varios paralelismos: el pariente venido de América que le volverá la vida del revés; el niño (siempre presente en todas las novelas de la autora), que es su única alegría pero que parece ser un estorbo para sus padres; el hermano muerto amante de la literatura era el único que la comprendía, simboliza el abuelo de la propia autora; la rápida madurez que tiene que afrontar Aloma... Aunque no consideraría que se trata de una novela autobiográfica, sí creo que los elementos que reflejan los grandes momentos traumáticos de Rodoreda son lo que le dan carácter y realismo.
Aloma es una chica introvertida y práctica, siente que no es capaz de tener sueños ni ilusiones. Cada vez que se permite el lujo de desear algo, le es arrebatado sin preguntar, sean unas simples cortinas o algo más importante. Vive en una torre familiar de Sant Gervasi, la misma donde su padre falleció y donde su hermano Daniel se suicidó a los 18 años, dejando solo una nota para ella:
Convencido de que la causa de la depresión de Daniel eran los libros y los poemas que escribía, Joan, el hermano mayor, los quemó todos en una gran hoguera. Este fragmento, ya presente en las primerísimas páginas, me marcó de tal manera que tuve que subrayármelo y marcármelo. No sé si me encanta o lo odio. Y creo que eso es lo que lo hace tan magnífico, ese sentimiento de desolación que te invade cuando lees a Rodoreda, sin tener que recurrir al drama o la extravagancia. La misma nota de Daniel es terriblemente triste sin parafernalias innecesarias, solo un sentimiento, una despedida breve y agria.
Su éxito está en el realismo, en la profundidad de los personajes:
Aloma se resigna y obedece, pero no deja de ser una adolescente y a veces se permite demostrarlo, aunque solo sea a ella misma. La carta que le escribe a su novio imaginario es un gran ejemplo de esto.
Joan, su hermano mayor es autoritario y debido al fallecimiento del padre le ha tocado asumir la responsabilidad del hogar, aunque quizá no estuviera preparado para ello. Además de ser padre de familia y cuidar de Aloma, a quien su padre no pudo incluir en el testamento a tiempo y si no fuera por él no tendría nada. Esto también es una gran reflexión de la sociedad y una crítica al desamparo de la mujer sin un hombre que la mantenga.
Anna, la cuñada de Aloma es el personaje con menos profundidad: es ama de casa, vive para su marido y su hijo, pero según la protagonista no quiere a ninguno de los dos y si la vida del segundo le preocupa es por miedo a sufrir.
Dani es el hijo de Anan y Joan. Recibió su nombre por el hermano de su padre y eso es algo que le gusta a Aloma. Es curioso y le gusta jugar, en fin, como cualquier niño, pero cae enfermo y su salud es precaria.
Robert, el hermano de Anna, llega de América y se sabe muy poco de él. ¿Ha hecho fortuna en América? ¿Hay una mujer que le espere allí? ¿Hasta cuando se quedará? Aunque al principio Aloma lo recibe con desconfianza en seguida empezará a verlo con otros ojos, quizá por ser el único elemento que rompe con su rutina, con el ambiente cerrado y solitario en el que vive, quizá porque es atractivo y sabe como hablarle y hacerla sentir especial.
Estos personajes, sumados con algunos vecinos y amigos de la familia, conforman el relato alrededor de Aloma. El sentimiento que más prevalece en la novela es la soledad, Aloma solo cuenta con ella misma y depende de todos, el ambiente es opresivo y triste en ocasiones. Todo esto se acompaña con descripciones de la Barcelona de la época y la sociedad que la conformaba.
No quiero alargarme más porque me veo contando todo el libro, así que solo añadiré que me ha encantado, que recomiendo su lectura como primer libro de Mercè Rodoreda (La plaça del diamant me gustó más, pero se nota que es una obra de madurez) y que espero haberle hecho justicia con esta reseña.
Mercè Rodoreda nació en Barcelona (en Sant Gervasi) el 10 de octubre de 1908. Solo pudo ir a la escuela dos años y fue su abuelo materno quien quedó a cargo de su educación: le inculcó un profundo sentimiento catalanista y un amor a la lengua catalana y a las flores que quedan bien reflejados a lo largo de toda la obra de la autora. Después de la muerte del abuelo (que marcó mucho a Rodoreda), su tío Joan volvió enriquecido de América, se instaló en la casa y cambió el estilo de vida de la familia imponiendo austeridad y orden convencional. Rodoreda tuvo que casarse con él cuando solo tenía 20 años. Este matrimonio, nunca aceptado por ella, y el nacimiento de su único hijo, Jordi Gurguí (1929), se convierten para la autora en una experiencia traumática. Es a partir de estos hechos que Mercè Rodoreda escoge la literatura como una alternativa de evasión de ese entorno cerrado y decepcionante que sufrió. Por culpa de la guerra civil se exilia, dejando a su hijo con sus padres y se instala con otros escritores catalanes.
Bien, si ahora releéis la sinopsis de Aloma seguro que encontraréis varios paralelismos: el pariente venido de América que le volverá la vida del revés; el niño (siempre presente en todas las novelas de la autora), que es su única alegría pero que parece ser un estorbo para sus padres; el hermano muerto amante de la literatura era el único que la comprendía, simboliza el abuelo de la propia autora; la rápida madurez que tiene que afrontar Aloma... Aunque no consideraría que se trata de una novela autobiográfica, sí creo que los elementos que reflejan los grandes momentos traumáticos de Rodoreda son lo que le dan carácter y realismo.
Aloma es una chica introvertida y práctica, siente que no es capaz de tener sueños ni ilusiones. Cada vez que se permite el lujo de desear algo, le es arrebatado sin preguntar, sean unas simples cortinas o algo más importante. Vive en una torre familiar de Sant Gervasi, la misma donde su padre falleció y donde su hermano Daniel se suicidó a los 18 años, dejando solo una nota para ella:
"Todo es triste y no tengo ganas de vivir más, Aloma. Un abrazo bien fuerte."
Convencido de que la causa de la depresión de Daniel eran los libros y los poemas que escribía, Joan, el hermano mayor, los quemó todos en una gran hoguera. Este fragmento, ya presente en las primerísimas páginas, me marcó de tal manera que tuve que subrayármelo y marcármelo. No sé si me encanta o lo odio. Y creo que eso es lo que lo hace tan magnífico, ese sentimiento de desolación que te invade cuando lees a Rodoreda, sin tener que recurrir al drama o la extravagancia. La misma nota de Daniel es terriblemente triste sin parafernalias innecesarias, solo un sentimiento, una despedida breve y agria.
Su éxito está en el realismo, en la profundidad de los personajes:
Aloma se resigna y obedece, pero no deja de ser una adolescente y a veces se permite demostrarlo, aunque solo sea a ella misma. La carta que le escribe a su novio imaginario es un gran ejemplo de esto.
Joan, su hermano mayor es autoritario y debido al fallecimiento del padre le ha tocado asumir la responsabilidad del hogar, aunque quizá no estuviera preparado para ello. Además de ser padre de familia y cuidar de Aloma, a quien su padre no pudo incluir en el testamento a tiempo y si no fuera por él no tendría nada. Esto también es una gran reflexión de la sociedad y una crítica al desamparo de la mujer sin un hombre que la mantenga.
Anna, la cuñada de Aloma es el personaje con menos profundidad: es ama de casa, vive para su marido y su hijo, pero según la protagonista no quiere a ninguno de los dos y si la vida del segundo le preocupa es por miedo a sufrir.
Dani es el hijo de Anan y Joan. Recibió su nombre por el hermano de su padre y eso es algo que le gusta a Aloma. Es curioso y le gusta jugar, en fin, como cualquier niño, pero cae enfermo y su salud es precaria.
Robert, el hermano de Anna, llega de América y se sabe muy poco de él. ¿Ha hecho fortuna en América? ¿Hay una mujer que le espere allí? ¿Hasta cuando se quedará? Aunque al principio Aloma lo recibe con desconfianza en seguida empezará a verlo con otros ojos, quizá por ser el único elemento que rompe con su rutina, con el ambiente cerrado y solitario en el que vive, quizá porque es atractivo y sabe como hablarle y hacerla sentir especial.
Estos personajes, sumados con algunos vecinos y amigos de la familia, conforman el relato alrededor de Aloma. El sentimiento que más prevalece en la novela es la soledad, Aloma solo cuenta con ella misma y depende de todos, el ambiente es opresivo y triste en ocasiones. Todo esto se acompaña con descripciones de la Barcelona de la época y la sociedad que la conformaba.
No quiero alargarme más porque me veo contando todo el libro, así que solo añadiré que me ha encantado, que recomiendo su lectura como primer libro de Mercè Rodoreda (La plaça del diamant me gustó más, pero se nota que es una obra de madurez) y que espero haberle hecho justicia con esta reseña.
"Escribo porqué me gusta escribir. Si no me pareciera exagerado diría que escribo para gustarme a mí. Si de rebote lo que escribo gusta a los demás, mejor. Quizá es más profundo. Quizá escribo para reafirmarme. Para sentir que soy... Y acabo."
Mercè Rodoreda
En resumen, una novela clásica de la literatura catalana, la primera reconocida por la autora, a la que vale la pena leer y conocer su estilo.
VALORACIÓN
¿Lo habéis leído o queréis hacerlo? ¿Qué opináis?
Holaa! No he leído nada de la autora pero pufff menuda vida tuvo ... Y es cierto, primero leí la sinopsis y mientras estaba leyendo su vida iba encontrando esos paralelismos que mencionas y que supongo que se notaran más al leer la novela. Tengo que darle una oportunidad.
ResponderEliminarGracias por la reseña.
Un beso :)
Te la recomiendo muchísimo, creo que cualquier persona que se considere amante de la lectura disfrutará con Mercè Rodoreda, al fin y al cabo se la considera un clásico (al menos en Cataluña). Nos leemos! :)
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