Imagina que eres incapaz de salir de un piso durante una semana. Cuenta cronológicamente cada día y por qué no puedes salir.
LUNES
El despertador suena, pero no hace ningún amago de apagarlo. Gira en la cama hasta que el sonido se vuelve insoportable y le obliga a levantarse. Recoge la manta que se le había caído al suelo y la deja sobre la cama. Sale de su habitación medio a oscuras y se encuentra a su madre, que lo está cogiendo todo para irse a trabajar, cuando lo ve y se para en seco.
-Axel, ¿te encuentras bien?
-Tengo mucho frío, no me encuentro demasiado bien.
Va al baño y allí coge el termómetro, que se pone bajo la axila.
-¿Pita ya o qué? -su madre aún se está preparando, va a llegar tarde a la escuela-.
-Que va, este termómetro siempre tarda un montón -y como para llevarle la contraria, este suena-.
Y marca más de 38º. Aunque no le gusta, su madre le dice que se quede en casa, que yendo al instituto se pondrá peor. En cuanto ella se va, la casa se queda en silencio y él, solo allí en medio.
Pasa la mayor parte de la mañana en el sofá viendo una serie de ciencia ficción que le había recomendado su hermano y jugando al móvil. Ha intentado hacer algo de deberes, pero las obras que llevan semanas haciendo en el piso de enfrente no le dejan concentrase. Empieza a estornudar sin parar, y va corriendo al baño a coger papel. Pero de camino se para delante de la puerta de la habitación de su hermano, que está abierta. Esa puerta lleva 4 meses cerrada. Se limpia en el lavabo y vuelve. Está todo tal y como la habían dejado, con sus posters en las paredes y los zapatos bajo el radiador. Aunque huele un poco a cerrado, y eso que cada fin de semana sus padres la ventilan y la limpian por encima. Da una vuelta y coge de su estantería el mazo que tanto le gustaba. Siempre lo utilizaba para zanjar cualquier discusión, sobre todo si era él el que iba perdiendo.
Se acerca al armario y empieza a notar frío, como en su habitación toda la noche. Se había levantado en mitad de la noche para coger una manta, pero no había mejorado la situación. Se vuelve a sonar y se escuchan golpes suaves contra la puerta del armario. Se separa un poco, sin comprender nada, pero los golpes se vuelven más fuertes y los libros de la estantería que reposa sobre el armario empiezan a temblar y a caer al suelo.
Axel se va corriendo de allí, se encierra en su habitación y no sale hasta que su padre llega de trabajar. Sale a saludarle temeroso y se da cuenta de que la puerta de la habitación de Nic vuelve a estar cerrada, como si nada hubiera pasado.
Por la noche la fiebre aún no ha bajado y su madre le dice que será mejor que se quede el día siguiente también, a ver si por fin se recupera. Aunque él no está seguro de que sea lo mejor.
MARTES
El despertador no suena, pero su madre, antes de irse, se asegura de que está bien. Odia dejarle solo, pero no tiene otro remedio. Además, ahora en su instituto están de época de exámenes, así que tiene reunión cada tarde. Axel, por su parte, aún tiene dos semanas para prepararse, por lo que se pasa toda la mañana intentando estudiar. Pero su mente vuelve una y otra vez a la habitación de su hermano.
Esa tarde se sumerge en el apasionante mundo del movimiento rectilíneo uniforme cuando uno de los muñecos que descansan en la estantería de encima de su cabeza cae a pocos centímetros de esta. Él se agacha para recogerlo y otro más cae. Axel se aparta de la estantería, y su puerta empieza a oscilar. Suelta el bolígrafo que aún tiene en la mano y sale corriendo de allí, hacia el pasillo. Se apoya contra la pared central y se da cuenta de que la puerta de la habitación de su hermano vuelve a estar abierta.
-Nic, ¡para ya! -grita entre lágrimas desde el umbral de la puerta-.
La casa vuelve a estar en silencio, pero ve que la puerta del armario se abre poco a poco, invitándole a buscar en su interior. Axel se acerca y no ve nada que le llame la atención. Mira entre la ropa y se pone de puntillas a ver si encuentra algo entre los puzles de arriba del todo, aunque no llega. Ya no sabe dónde más buscar cuando la cremallera de la funda del portátil se abre un poco, indicándole lo que tiene que hacer. Él lo coge, apartando los libros de derecho que hay encima, que no se volverán a abrir, y cierra la puerta del armario y la del cuarto.
Llega a su habitación y aún están los juguetes en el suelo. Los recoge un momento y abre el portátil, aunque está sin batería. Lo pone a cargar y lo deja allí, hasta que se oye la puerta principal abrirse. En un breve ataque de pánico coloca sus libros encima del ordenador y abre uno al azar. Su madre le saluda, le pregunta cómo está y le dice que la reunión se ha cancelado. Un tutor se había puesto enfermo y no había podido ir, así que el día siguiente tendría que estar más rato.
MIÉRCOLES
En cuanto su madre sale por la puerta, Axel levanta la persiana y va a desayunar. Mientras se acaba la última galleta sobre la mesa de la cocina, contempla la lluvia a través de la ventana y sabe que su padre hoy no tardará demasiado de volver de trabajar en el taller. La gente no suele dejar su coche en para arreglar si eso hace que se tengan que mojar.
Ya en su habitación abre el portátil, cargado del todo, y espera hasta que aparece la pantalla de inicio de sesión. En la foto de perfil se ve a su hermano con unos prismáticos, un recuerdo de un corto que grabó hace años con unos amigos. Verlo allí hace que le eche aún más de menos y se pregunta si estará en ese momento a su lado… O si lo ha estado alguna vez.
Empieza a probar contraseñas, pero ninguna es la correcta. Ni su cumpleaños, ni su número de estudiante ni el nombre del pez que tuvo a los 2 años. Pronto se cansa y decide volver a su habitación, aunque teme que le esté esperando allí. Se encuentra la puerta cerrada, lo que le extraña. La empuja sin que esta se mueva y oye ruido en su propia habitación. Nic no quiere que pierda el tiempo y se centre en su ordenador. Axel busca en su propio portátil alguna manera de hackear contraseñas (aunque nunca ha sido demasiado bueno en la informática) cuando se queda quieto. Solo puede haber una contraseña y esta no podría haber sido más fácil de adivinar. La prueba y segundos más tarde aparece el escritorio. Se gira buscando algún signo de su presencia en la habitación, pero sigue sin haber nada. Una gota le cae por la mejilla y se la limpia enseguida.
La contraseña no es más que una palabra que se había inventado el propio Axel cuando era pequeño y aún no sabía hablar del todo bien. Su hermano había recordado aquella palabra durante años, hasta el punto de ponerla como contraseña.
Lo primero que hace es mirar en sus carpetas, porque no sabe qué está buscando exactamente. Encuentra apuntes de la universidad, series por acabar y algún que otro libro descargado. Deja los archivos y decide pasar al historial, aunque tampoco encuentra nada de interés. “Habrá usado el modo incógnito” supone. Y ante el fracaso que está resultando la búsqueda, decide mirar el correo. Allí vuelve a usar la misma contraseña y consigue entrar. Bajo capas de spam y correos institucionales de la universidad encuentra un correo de “Astralea” donde le dan las gracias por haberse registrado semanas antes de su muerte.
Antes de entrar decide parar, porque las tripas le llevan rugiendo un rato. Pone el portátil en hibernación y se calienta el plato de macarrones mientras mira unos anuncios en la tele. Está fregando los platos cuando llega su padre de trabajar, chorreando por todo el pasillo. Después de secarse un poco le cuenta que no han tenido demasiados clientes y que su jefe le ha dejado solo, aunque no había tardado demasiado en cerrar el taller y volver a casa. Le pregunta cómo le ha ido el día y Axel dice que bien, que unos compañeros le han mandado los deberes y se ha pasado la mañana haciéndolos. Vuelve a su cuarto, esconde otra vez el portátil y saca su libro de historia por primera vez esa semana. Por la noche, Axel nota que se está recuperando de la breve gripe, pero convence a sus padres de que le dejen quedarse también el día siguiente, así aprovechará para estudiar y limpiar el piso. Sus padres no se creen esto último, pero aún le notan bastante pálido y con la mirada perdida y le permiten quedarse un día más.
JUEVES
“Astralea” aperece en letras de color blanco sobre un fondo azul marino. Unas casillas le indican que Introduzca el e-mail y la contraseña. Lo hace y ante él aparecen una gran cantidad de etiquetas, imágenes y un enlace al chat.
Lo primero que hace es mirar en las pestañas, donde lee la gran cantidad de información que hay, todo sobre “experiencias extracorporales”. Sin saber por qué su hermano había podido registrarse en un sitio como ese, sigue leyendo sobre viajes astrales, parálisis del sueño, glándulas cerebrales y cordones. Al parecer hay un porcentaje no muy alto de la población que se puede provocar ese tipo de “ataques” a voluntad, en los cuales puede ver su propio cuerpo dormido. Ve imágenes sobre esto, y se asusta al pensar que igual fue eso lo que le pasó a su hermano. Pero no puede ser: según los artículos de la web, no se puede morir debido a un viaje astral, ya que el “cordón de plata”, un hilo que une tu cuerpo astral al físico, no se rompe tan fácilmente. No puedes quedarte tirado en otro plano de existencia, así como así.
Y mientras lee sobre cómo se puede provocar un viaje, en una esquina de la pantalla aparece una pestaña de chat parpadeante, y le hace click.
fdr97: Nic eres tu? Hace mucho que no contestas, qe te ha pasado?
laura_ts: Nos tenías preocupados, no sabíamos qué hacer, habíamos pensado incluso en ir a tu casa o algo así… Pero di algo, Nic.
NicD96: No soy Nic, sino su hermano
laura_ts: Axel? Y qué haces aquí? Está tu hermano bien?
NicD96: Murió hace unos meses…
fdr97: Ostia tio lo siento… Tu hermano nos caia muy bien
laura_ts: Y qué le pasó?
NicD96: Nadie lo sabe, una mañana mi madre fue a despertarle y se lo encontró así en la cama
fdr97: Que crees que le paso Laura? No nos había pasado nunca
laura_ts: Lo sé, no entiendo qué pudo ocurrir. Axel, sabías lo que podía hacer tu hermano?
NicD96: Viajes astrales?
laura_ts: Exacto. Pero él tenía una capacidad especial para hacerlo. Nosotros tenemos que hacer unos ejercicios para conseguirlo, él con solo dormirse ya salía de su cuerpo.
NicD96: Y creéis que pudo pasarle algo en uno de sus viajes?
laura_ts: No podemos saberlo, pero parece la única opción lógica. Últimamente no venía demasiado por el chat, decía que había conocido a una chica en uno de sus viajes y cada noche quedaba con ella. Al principio pensábamos que nos había dejado por ella, pero ya veo que no…
fdr97: Se llamaba Helena, creo. Por que no miras en su habitación a ver si encuentras algo?
NicD96: Ya lo he hecho, pero no he encontrado nada a parte de su portátil
fdr97: Pues si descubres algo mas avisanos, nos gustaria saber que le paso
laura_ts: Nosotros seguiremos investigando a ver qué le ha ocurrido. Por cierto, te envío la dirección de Helena por correo. Nic nos pidió que la buscáramos, que él no podía encontrarla, pero no pudimos enviársela… Espero que te sea útil, hasta luego!
fdr97: Dew!
NicD96: Adiós
Mientras cenan sus padres le dicen que el piso sigue igual de sucio. Él se excusa con los deberes que le han mandado y sus padres no le hacen más preguntas, ya sabían que no cumpliría con su promesa.
Y aquí tenéis la segunda parte.
Y aquí tenéis la segunda parte.
Guillermo Dominguez
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